sábado, 10 de diciembre de 2011

Alberto Hortas

Su técnica es totalmente artesanal. Moldea sus figuras en barro y más tarde las materializa en resina, silicona o escayola a través de unos moldes. Para el pintado final, donde consigue dosis de realismo extremas reproduciendo cada detalle del rostro, usa acrílicos. Los ojos se logran también con moldes de donde salen miradas brillantes que resaltan en todos los bustos. El coste de cada pieza es elevado y conlleva además muchas horas de trabajo, de dos a tres semanas. En definitiva, "se trata de aplicar el campo de la escultura clásica al audiovisual", explica.
El 'hombre-bombilla'. | cuatrojosestudio.com
El 'hombre-bombilla'. | cuatrojosestudio.com
Pero el proceso para conseguir el resultado final comienza mucho antes con los bocetos que Alberto diseña y en donde plasma, en dibujos sencillos, sus criaturas a las que luego dota de vida. Confiesa, sin embargo, que su mayor inspiración son las personas que ve por la calle e incluso fotografía. "Hay mucho espécimen urbano suelto", bromea.
Adentrarse en el taller de Alberto Hortas es hacerlo en un escaparate de criaturas fantásticas, seres antropomórficos y réplicas detallistas de la realidad. Este joven artista gallego ha hecho de los efectos especiales de maquillaje su pasión y modo de vida y, desde este verano, cuenta con un espacio propio en A Coruña: 4 Ojos Estudio, desde donde exporta su talento a todo tipo de producciones audiovisuales. Le avalan su técnica artesanal y haber sido distinguido por su trabajo en películas como 'El Laberinto del Fauno'. Ingenio, talento y creatividad tampoco le faltan.