sábado, 15 de diciembre de 2012

ANDREU ALFARO. IN MEMORIAM








Alfaro comenzó su trayectoria realizando pequeñas esculturas de alambre y latón, una tarea fundamentalmente manual e inmediata.
Más tarde se internó en el trabajo con planchas de metal, que recortaba o doblaba como si de papel se tratase.
 En los años setenta, Alfaro descubrió las posibilidades que ofrecía la estructura de la generatriz, es decir, la construcción del espacio escultórico en forma de figuras abstractas, más o menos representativas o simbólicas, derivadas de la sistemática repetición de unos elementos en forma de varillas o barras de metal igualmente rectas.
A partir de los años ochenta, sin embargo, la obra de Alfaro comenzó a diversificarse tanto formal como materialmente. Los hierros se convirtieron literalmente en dibujos tridimensionales. Ya al final de su trayectoria apareció la piedra.